Cuando sufrimos un accidente de tráfico, tanto si resultamos con lesiones como si meramente se producen daños materiales en el coche o moto, las compañías de seguros es muy probable que apliquen uno o más convenios entre ellas, convenios de los que el asegurado poco o nada sabe y que tienen una gran trascendencia a la hora de cobrar la indemnización o exigir el peritaje y la reparación del vehículo.
Para entender cómo y por qué se aplica un convenio, les vamos a explicar cómo se efectuaban las reclamaciones entre aseguradoras hace unos veinte años, cuando los acuerdos entre los diferentes seguros no existían: Supongamos que el coche A está detenido en un semáforo y el coche B, cuyo conductor va despistado, colisiona con el A. Con el sistema anterior a los convenios el procedimiento era más o menos así: el propietario del coche A da parte a su compañía de seguros (que llamaremos seguro A). El seguro A enviaba una carta al seguro B (el del responsable) para saber si asumían la culpa. El seguro B respondía por carta indicando que sí, que aceptaban culpa y que querían peritar el coche. Entonces el seguro A contactaba con su asegurado (normalmente a través del agente de seguros) para saber a qué taller iba a llevar su coche y a partir de qué fecha se podría peritar. Una vez obtenía dicha información de nuevo enviaba una carta el seguro A al B con los datos. El seguro B enviaba a su perito, y cuando disponía de dicho peritaje enviaba una copia del mismo al seguro A (por carta, de nuevo) para que dicha aseguradora preparara un finiquito (una especie de recibo por el importe del finiquito) y se lo remitiera de vuelva por correo. Finalmente el seguro B enviaba el cheque por el importe del finiquito (que a su vez era el mismo que el del peritaje).
En resumen, este sistema implicaba dos meses de demora en indemnizar al perjudicado del accidente de tráfico y -lo que le resultaba aún más perjudicial a las aseguradoras– les implicaba tener un verdadero ejército de tramitadores de siniestros enviándose cartas. Entonces las principales compañías de seguros se reunieron e inventaron los convenios.
Vamos a explicar cómo funciona un convenio sencillo (el convenio CIDE) aplicándolo al accidente de circulación que indicábamos antes. El convenio CIDE se aplica cuando sólo intervienen dos conductores y se utiliza el famoso parte de accidentes (ver foto superior). Estos impresos tienen la particularidad de que son autocopiativos y por lo tanto cada conductor se lleva una copia idéntica a su aseguradora. De nuevo el conductor A lleva su copia del parte al Seguro A, el cual la envía con la reclamación vía fax al seguro B. Si el seguro B comprueba que la copia que se les envía es la misma que les ha llevado su asegurado, proceden en un plazo breve a pagar el módulo. El módulo es una cantidad fija que le paga la aseguradora del culpable a la otra, con independencia de los daños sufridos en el otro vehículo. Puede parecer algo complejo, pero las aseguradoras se han dado cuenta que por estadística la mitad de los accidentes en que participe un asegurado suyo serán culpa de ellos, y la otra mitad de otra compañía. Por lo tanto, sin en la mitad de los siniestros pagan un módulo de -pongamos- 600 euros, y en la otra mitad se lo pagan a ellos, sus cuentas quedan más o menos igual que si pagaran o cobraran por las cantidades que realmente son precisas para indemnizar cada siniestro, con la ventaja de que con este sistema ahorran tiempo y sueldos de tramitadores.
En suma, que el seguro B paga un módulo al seguro A, los cuales se encargarán de peritar y pagar la reparación del vehículo de su asegurado (a veces les costará más de lo que han cobrado por el módulo, a veces menos). La parte buena de esto es, como decimos, el ahorro de tiempo para el cliente.
Pero, como contrapartida y por vía de aplicación de un convenio en el que el asegurado no tiene arte ni parte, resulta que la compañía propia se ha convertido de golpe en la compañía contraria. Esto es, quien debe reclamar los daños es ahora quien ha de pagarlos, y esto, en peritajes problemáticos -reparaciones a medias, declaración de siniestro total- es muy peligroso, máxime cuando no se avisa al asegurado de que quien hace una oferta a la baja no es la compañía del contrario, sino la suya propia.
Por todo ello, le recomendamos encarecidamente que si ha sufrido un accidente de tráfico y lo que le pretende abonar la aseguradora por su coche o moto no se corresponde con el daño que éste tiene, consulte con un abogado de tráfico. Si reside en Tenerife, en Abogado Accidente Tenerife estaremos encantados de asesorarle.
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